Según María Schneider "las corbatas y los moños son creados por diseñadores que son artistas, y en consecuencia, parte de sus ganancias deberían respaldar a las artes y la cultura de Hungría". No contenta con esta reflexión arbitraria que -puestos a pensar- podría aplicarse también a las masas finas, a las carrocerías de los colectivos, a los pisapapeles o a la mermelada, agregó que "el buen diseño es un signo de cultura, así que es correcto que el Ministerio de Cultura se beneficie de él". "La gente está dispuesta a comprar una corbata Cavalli hoy en día como hace más de un siglo lo estaba a comprar un libro de Dickens", agregó.Schneider propone una carga de 0,8% sobre las ventas
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